Sentado en un banco paso mis mañanas, las noches, con cara de nostalgia mirando por la ventana, en la cama me asfixian las sábanas y quién fuese ahora niño para dormir con una nana.
Por las tardes, la calle es mi nido, y es que sólo falta que en la acera ponga BIENVENIDO. Y cuando a veces necesito silencio, hoy necesito ruido, voy a ponerme como alarma "Vuelve a ser lo que has sido".
" Estoy bien " sonrisas falsas y palabras de apoyo se me clavan en la sien. No necesito tu apoyo, eso me recuerda mi tristeza, y cuando esto pasa ¿a qué Dios imaginario rezas? ¿Va a venir un tío con barba y voz grave a sacarme de este apuro? El único que encaja con esta descripción es Fidel Castro con su puro.
A mi hijo sólo le daré un consejo: sólo confía en lo que ves, que yo ya soy perro viejo y todo el mundo actúa por interés. Que nadie da duros a pesetas, que sólo nos esforzamos por conseguir nuestras propias metas y que a mi ya sólo me queda ser poeta, y vivir de la ilusión de la rima, pero ¿cómo bajar de esta gran montaña cuando llevas tanto tiempo en la cima? Tendré que hacerlo paso a paso, despacio y sin dejar huella, para ello caminaré por el espacio guiándome por las estrellas. ¿Qué mejor manera de vivir que ahí arriba? Todo en silencio y que sólo se escuche mi pluma cuando escriba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario