sábado, 29 de diciembre de 2012

SOLA O MAL ACOMPAÑADA

Me casé con el hombre perfecto, risas, conversaciones, miradas con las que conecto. Un hombre selecto, de los que ya no quedan, siempre correcto ante cualquier problema. Su sentido del humor era su emblema. Hacer de todo una aventura parecía ser su lema. Cualquier situación a su lado se volvía loca y extrema. Él no sólo puso la guinda, él puso hasta la crema. Cada noche rezaba para que se quedase conmigo, en el sexo salvaje como amante, en las charlas nocturnas como amigo. Mi abrigo, en los momentos de frío, sacándome carcajadas cuando se comportaba como un crío. Sonrío y él sonríe, sentimientos que van a coro, pero... te pido hasta perdón porque no me fíe, te pido perdón porque ahora lloro...


Estás distante, ya casi ni me miras, antes perfecto amante, ahora me follas salvaje volcándome tu ira. Terminas y te duermes, haciéndome sentir despreciada, triste pareces querer verme, pero logras que esté algo diferente, asustada... Tristemente casada,  me duermo cada noche entre lágrimas sobre la almohada... Calmada cuando te marchas al trabajo, procuro distraerme currando en casa a destajo. Lo que agradecía  a Dios por lo que me trajo, ya no lo quiero. No quiero recordar el sonido roto del florero... sobre mi cabeza... y las excusas a nuestros amigos " Es que últimamente se tropieza". ¿A qué Dios le rezas? Si ninguno te escucha, sigo sintiéndome sucia aún estando en la ducha. El agua se vuelve roja, otra herida abierta, la flor primaveral ahora se deshoja y se vuelve una triste planta muerta... "DESPIERTA" Me grita con violencia. "¿Dónde quedó esa magia? ¿Dónde quedó esa esencia? Que te hacía tan único..." "¡Voló! como tu lengua a otro vello púbico, ¿te crees que tu coño es de acceso público? Zorra!" Y otro puñetazo... Mi mente no lo borra y miro cobarde hacia abajo. "Qué majo", las palabras de mi madre cuando le conoció... crees que todavía es así, pero tanto cambió. Sé que desde el cielo te doy vergüenza, por no luchar y decir que otra nueva vida empieza... Sin embargo, será torpeza, será cobardía, pero pienso en dejarle cada noche y por la mañana le sigo dando el beso de buenos días.

Me pega, se disculpa, llora y le perdono, porque me puede más que me maltrate a sufrir de su abandono. No quiero quedarme sola, por eso la historia se repite. Borracho, juega a la consola, yo sonrío... porque no me grite...